(Ángel Vázquez. Seúl a 23 de Septiembre de 1988)
Parecía imposible después de los primeros 100m. Allí, el barcelonés Sergi López Miró, se situaba en la sexta posición de la final de los 200m braza de estos Juegos Olímpicos de Seúl. El ruso Lozik fregaba el récord del Mundo a cada brazada y el poderío de Gillingham, Szabo, Barrowman y el propio Lozik hacían presagiar una final imposible.
Pero no ha sido así, el catalán de 20 años del CN Montjuïc afincado en la Universidad de Indiana y dirigido por Doc Counsilman, el mismo que entreno al mismísimo Mark Spitz, ha realizado unos últimos 100m magistrales, superando al británico Barrowman y a un extasiado Lozik que no ha podido aguantar el loco ritmo que puso desde el principio de la prueba. Tocaba Szabo primero la pared con un tiempo de 2.13.52 para después, en un visto y no visto, ser el británico Gillingham el segundo en hacerlo. De ahí hasta Sergi, un segundo y 9 centésimas eternas, infinitas, un sufrimiento letal que desembocó en un grito seco y apolillado por una medalla española en natación, una medalla de bello bronce que continúa aquella solitaria y náufraga medalla de David López Zubero en Moscú-80.
El catalán ha batido, con este tiempo, el récord de España de los 200 braza por quinta vez a lo largo de estos dos últimos años, síntoma inexcusable de la progresión que el nadador barcelonés, que pasó por los clubs del Natación Atlètic y del CN Sant Andreu, ha experimentado en la Universidad estadounidense de Indiana de la mano del mago Counsilman. Algunos, con los años, dirán que Sergi ha sido conservador cuando en verdad, Sergi, lo que ha demostrado es una inteligencia suprema y un saber nadar en positivo que le han valido un bronce.
Sergi nos decía antes de la final "sólo reconozco superior al húngaro Josef Szabo, con los demás es cuestión de jugar bien mis cartas". Las jugó...y de qué manera.
Hoy, 23 de septiembre de 1988, la natación española se viste de bronce e inaugura el medallero de nuestro país en estos JJOO de Seúl. Gracias Sergi.
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